Me diste las gracias por una
tontería, aun recuerdo el día, yo te dije que no se merecían. Así
fue el comienzo. Algo sin importancia.
Siguieron conversaciones breves,
cordiales, apareció la confianza, y se instalaron las conversaciones
largas, las preguntas con doble sentido, las proposiciones falsas,
las promesas, demasiadas, que nunca se cumplieron, y un juego que
nadie ganó, porque al final tuvo que ser eso, un juego. Ni siquiera
había un premio, por tanto no sé a qué jugábamos.
La vida está llena de experiencia,
es eso en realidad, la puñetera experiencia que para enseñarte te
hace vivir con la practica en lugar de con teoría. No importa, de un
modo u otro, se empeña en enseñarnos y nosotros nos resistimos a
aprender. Aunque pienso que en el fondo lo consigue, a largo plazo.
Dejamos pasar el tiempo y entonces lo vemos. Ya nos da igual aquello
que en su momento tanto nos importaba. Todo es cuestión de tiempo y
de experiencia, también.
Palabras que aun escritas se ha
llevado el tiempo, no el viento. Sin embargo, hay algo que queda, que
no se borrará ni dando a la tecla de SUPR de la vida, las imágenes,
las fotos que compartimos, porque las imágenes, perduraran.
Por tantos cafés perdidos, hoy, invito yo si es que hoy es el día
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