martes, 1 de diciembre de 2015

Te observo

Ese privilegio que ofrecen las terrazas y los telescopios, ese privilegio de poder observarte en la distancia sin ser observada. Puede que quizás lo sepas, quizás te sientas observado, eso explicaría porqué de vez en cuando te giras y miras detrás tuyo como queriendo sorprender a alguien.
Lo hago de vez en cuando, no siempre, a veces opto por acompañarte en tu paseo por la playa, pero otras veces me gusta quedarme en casa esperándote. Tú no lo sabes pero en cuanto te vas, pongo el chocolate a fuego lento y me subo corriendo a la terraza y coloco el telescopio en tu dirección.
Me gusta verte, verte pasear con calma, mientras dejas que el agua te moje. A menudo te enfrascas tanto en tus pensamientos que se te olvida que vienen olas fuertes y te mojan el pantalón. Hace frío y volverás tiritando y corriendo, no pasa nada, el chocolate te espera junto a la chimenea.
Te gusta el mar. Con las manos en los bolsillos esperas las olas venir y las ves marchar. Te tomas tu tiempo, caminas sin prisa, incluso algunas veces te sientas rodeando con los brazos tus piernas, igual que cuando te acompaño y nos sentamos, me rodeas con tus brazos y me abrazas como si temieras que el viento me lleve o el frío del invierno me congele. Podemos pasarnos mucho tiempo sin decirnos nada, diciéndolo todo, sin ni siquiera mirarnos. No nos hace falta, ni entonces ni ahora. Tú mirando al horizonte, yo mirándote. Yo pensándote, tú pensándome. Te giras hacia la casa, no puedes verme, la distancia lo impide.
Recojo el telescopio y lo pongo en su sitio, bajo corriendo a apartar el chocolate del fuego, ya está listo, y la chimenea encendida, que añado leña para que coja más fuerza. Abrirás la puerta y estarás en casa.
Soñemos.


martes, 17 de noviembre de 2015

Tú, y yo sin ti

Me desperté pronto, aunque me negué a abrir los ojos para ver si volvía a dormirme, pero no. Mi mente no me dejaba, ella insistía en pensar en ti.
No te conocía en realidad, ahora lo sé, sabía de ti lo que me contabas y dejabas ver, pero la realidad no, ésa era otra. Aun no entiendo por qué lo hacías, si porque estás acostumbrado a pasar de puntillas por la realidad o porque tu vida no te gusta y te inventas otra. Una vida paralela en la que querías que entrase a formar parte de ella, de ese paralelismo que parecía verdad y era todo mentira. Tú, que tan perfecto parecías y estabas lleno de imperfecciones. No, no me creas ingenua, no lo soy, sé que la perfección no existe, pero también sé que algunas personas pueden rozarla, esas personas que encajan unas con otras resultan ser perfectas entre ellas y para ellas. Pero no eras tú, tú no eres perfecto y aún así me pienso si te quiero en mi vida.
Sé que tú no me quieres en la tuya, solo en tu vida paralela, ésa en la que no está tu familia, que seguirá existiendo siempre aunque digas que no y de la que yo me niego a separarte. Tú y tu vida, la real y la quieres que sea real y solo es imaginación.

Tú y solo tú, sin un nosotros. Yo y solo yo, sin ti.

lunes, 19 de octubre de 2015

Y si quiero ser feliz, qué

Os presento a "Y si quiero ser feliz, qué" mi primer libro publicado en septiembre de 2015. 

Mi sueño hecho realidad, y la realidad está siendo aun mejor que el sueño. 
Os invito a leerlo, a disfrutarlo, a vivirlo.







Para conseguirlo: 
Mail: lareinadelysi@gmail.com

Editorial Circulo Rojo
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Librerías en Asturias;
En Tineo, en librería Asturias y Carbel
En Cangas del Narcea, en Treito
En Salas, en Cosas
En Oviedo, en librería Cervantes y Santa Teresa
En Gijon, en la librería Central



Podeis dejar aquí vuestros comentarios acerca del libro y también en la página de Facebook

lunes, 21 de septiembre de 2015

La avioneta en la solapa

Habíamos quedado a las ocho en una cafetería concurrida, la mesa al fondo a la derecha, la que hay junto a la esquina, ahí estabas cuando entré. Llevabas camisa blanca y una americana gris. Un pin en la solapa de una avioneta. Pelo canoso y piel morena. Mirabas el periódico sin levantar la cabeza, me acerqué y me senté en tu mesa, no enfrente, sino en la silla de al lado. Entonces me miraste sorprendido, yo sonreí y luego me quedé con la boca abierta a media sonrisa. Era evidente que no me esperabas a mí. Supongo que es lo que tienen las citas a ciegas, que nunca son lo que esperas.
Esa amiga común que nos pone en contacto y nos obliga a acudir a tomar un café con un desconocido porque resulta ser ideal. No sabía qué decir, y me pareciste un desagradable porque no decías nada. Maleducado porque al menos podías ser amable. Vale, no soy como esperabas, pero podías invitarme a café y mantener una conversación sobre el tiempo para que la situación ya de por sí incómoda lo fuese un poco menos, pensaba.
Me levanté para irme medio indignada medio avergonzada cuando me sujetaste por el brazo y me pediste que me volviese a sentar. Llamaste a la camarera para pedirle un par de cafés, y comenzamos a hablar sobre un artículo que acababas de leer en el periódico.
Al café le siguió un paseo por la zona antigua de la ciudad, un vino, otro y una cena en un restaurante acogedor, en un local escondido de las multitudes. Una conversación que no cesaba y una complicidad poco habitual.

Un beso de despedida seguido de varios mas y me pediste el teléfono para quedar al día siguiente, al mismo tiempo que mi nombre. ¡¿Mi nombre, no lo recuerdas?! Le pregunté. –No puedo saberlo porque lo cierto es que no te presentaste cuando te sentaste en mi mesa, me dijo. –No hacia falta, los dos sabíamos a quién íbamos a ver, le respondí.
Su cara fue de incomprensión. Entonces me di cuenta. ¿Cuántos hombres con camisa blanca, americana gris y un pin de avioneta puede haber en una cafetería a la misma hora y el mismo día?

¿Me había equivocado de hombre, o había acertado de pleno? 

domingo, 6 de septiembre de 2015

Por tantos cafés perdidos



Me diste las gracias por una tontería, aun recuerdo el día, yo te dije que no se merecían. Así fue el comienzo. Algo sin importancia.
Siguieron conversaciones breves, cordiales, apareció la confianza, y se instalaron las conversaciones largas, las preguntas con doble sentido, las proposiciones falsas, las promesas, demasiadas, que nunca se cumplieron, y un juego que nadie ganó, porque al final tuvo que ser eso, un juego. Ni siquiera había un premio, por tanto no sé a qué jugábamos.

La vida está llena de experiencia, es eso en realidad, la puñetera experiencia que para enseñarte te hace vivir con la practica en lugar de con teoría. No importa, de un modo u otro, se empeña en enseñarnos y nosotros nos resistimos a aprender. Aunque pienso que en el fondo lo consigue, a largo plazo. Dejamos pasar el tiempo y entonces lo vemos. Ya nos da igual aquello que en su momento tanto nos importaba. Todo es cuestión de tiempo y de experiencia, también.
Palabras que aun escritas se ha llevado el tiempo, no el viento. Sin embargo, hay algo que queda, que no se borrará ni dando a la tecla de SUPR de la vida, las imágenes, las fotos que compartimos, porque las imágenes, perduraran.

Por tantos cafés perdidos, hoy, invito yo si es que hoy es el día 

miércoles, 5 de agosto de 2015

Tu sonrisa, ésa que ilumina

Apareciste un viernes por la mañana, no sabía quién eras ni como te llamabas, recuerdo perfectamente que aparcaste el coche delante de mi tienda, te apeaste y después de mirarlo volviste a aparcarlo mejor, solo cinco centímetros más pegado a la acera, nadie notó la diferencia salvo tú. Luego supe que no era perfección, sino que así pensabas que molestaría menos a los coches que pasaban por la calle de una sola dirección. Me sonreíste y dijiste, “así está mejor. Luego vuelvo”. Me quedé sorprendida y apenas hice caso a tu comentario, me quedé embobada con tu sonrisa, esa que fue capaz de dar luz y color a un día gris en todos los sentidos. Llevabas el pelo largo, te tapaba la frente y parte de los ojos, y unos vaqueros rotos y desgastados, deportivas negras y una camiseta normal. Media hora después apareciste en mi puerta, con esa gran sonrisa que es tu carta de presentación, esa que te identifica y que tanto dice de ti, “hola, ya estoy aquí, quería comprar un traje, es para una boda, la boda de un amigo”. Lo dijiste todo del tirón, y yo solo me quedé con el hola. Supe que eras tú por la sonrisa, pero ahora llevabas el pelo corto, muy corto y dejaba ver tu cara, tus ojos, esos maravillosos ojos claros que me absorbieron, comenzaste a hablar sin parar, y yo seguía sin poder prestar atención a tus palabras.
Cuando conseguí recomponerme y hacerme con la situación, pasamos el resto de la mañana probando pantalones, camisas, anudando y deshaciendo los nudos de las corbatas, ajustándote los pantalones, ayudándote con las chaquetas, que si chaleco, que mejor no, yo prefiero cinturón pero los tirantes tienen su punto, … creo que nunca antes había dedicado tanto tiempo a un cliente y sin embargo, me pareció tan poco.
Hoy cuando has vuelto a recoger la ropa ya arreglada, creía que llegarías y te irías rápido, solo era recogerla. Pero no, traías café y tu inmensa sonrisa. Nuestra primera cita, dijiste.


Soñemos

domingo, 2 de agosto de 2015

Primer domingo de agosto, todo el mundo de vacaciones y los que no, de relax lejos de casa, lo mas que se pueda porque las cuatro paredes agobian y encierran y yo me encuentro en una ciudad sin mar y a más de 30 grados sin planes concretos mas allá de poner la lavadora y mantener las persianas bajadas, nada de fiestas ni quedar con los amigos porque no hay nadie que se haya quedado en el asfalto. Sin posibilidad de irme a la playa o escaparme a la montaña, ni siquiera a mojar los pies en un río. Nada. Nada que hacer, solo yo, mi sofá y mi portátil. 
Y sin embargo, estoy encantada porque he empezado a dar forma a una idea que tenía en stand-by hace tiempo. Estaría mejor en cualquier chiringuito de playa o comiendo una parrillada en un area recreativa, es posible pero justamente hoy no lo echo de menos. Quiero recuperarme, volver a encontrarme y para eso necesito pensar, reflexionar sobre aquello que quiero en mi vida y lo que no. Me guste o no es algo que tengo que hacer y que he estado retrasando hasta hoy. 
No sé por qué hoy ha sido el día elegido, no lo busqué, no lo planifiqué, tantos otros que huí de mí misma, de mis pensamientos, escondiendome a dormir con la esperanza que pasara el tiempo y el tiempo decidiera por mí, que me mandara señales o lo dijera claro. Cualquier cosa me valía menos el enfretarme a mí misma. Ha sido hoy, así sin pensar que he decidido ponerme a pensar en ti, sobre todo en mí. Y al final, te pregunto, tú qué harías ¿apostamos, lo hacemos a caballo ganador o nos quedamos con el que siempre termina la carrera, es el mas constante, el mas regular se dice, aunque suena mal? ¿Cubrimos la apuesta o no arriesgamos? 

Yo juego, conseguiré la mano ganadora y apostaré; apuesto por soñar y cumplir mis sueños. Soñemos

miércoles, 17 de junio de 2015

Buenos días

Está siendo una buena semana, al menos de momento, y espero que siga así, eso o es que me toca ver el vaso medio lleno, prácticamente a rebosar. Puede incluso que ayude que estoy viendo el sol cada mañana, sin embargo no ha habido un solo día desde el lunes, y estamos a miércoles que no hayan intentado quedarse conmigo y/o vacilado todo hijo de vecino. Debo tener cara gilipollas o algo parecido, sobre todo para los que ni me ven la cara. Sobre todo esos, los que, a través de Internet, ya sea Twitter, vía mail, o similares que intentan jugar con servidora. Reconozco que puede ser divertido a veces, otras no tanto.

Pero lo de hoy ha sido de un nivel superior. Me han llamado idiota disimuladamente, tras varias parrafadas de halagos y bonitas palabras. Me explico, sería algo así como cuando revenden una entrada para un concierto o partido de fútbol pero la entrada es un regalo si compras un bolígrafo Bic carísimo. Algo parecido. No es lo mismo, pero algo así. Yo pago un dinero por algo valiosísimo, pero no estoy pagando, sino que es un regalo para otros, supongo que para ellos que han creado el sistema. (Ciertamente no es una estafa, es algo legal, lo aclaro, pero no deja de ser vergonzoso y un intento de aprovecharse de la gente. En mi mano está aceptar o no, y eso es decisión mía). Por supuesto, tengo que dar las gracias y sentirme feliz. Que conste que me siento feliz, mucho. Y las gracias las he dado, soy agradecida, pero el bolígrafo Bic, me lo compro en la librería de debajo casa y que me regale el librero una sonrisa de buenos días. 

miércoles, 8 de abril de 2015

La compañía hace al sitio


Hoy pasé por delante de nuestra cafetería y estaba cerrada, tenía las cortinas echadas y un papel en la puerta. Y me vino a la cabeza una imagen nuestra tomándonos un café en la mesa del fondo, charlando y riendo. También pasé por nuestro parque, ese por el que caminamos observando lo que hay a nuestro alrededor, a veces comentándolo otras simplemente paseando, siempre mirándonos, siempre nuestra mirada cómplice, esa con la que hablamos sin hablar. Esa tienda que te encanta porque tiene cosas únicas, especiales, ha cambiado de dueños.
El cartel de la puerta de la cafetería pone que se vende el local, esa cafetería que en realidad no es nuestro lugar porque nunca hemos estado pero en el que podríamos haber compartido confidencias y risas. Supongo que es el reflejo de lo que pudo haber sido y no fue. El parque está ahí cada día pero es un parque más por el que la gente pasa sin mirar. La tienda existe y podría ser única y especial en sí misma, igual que cualquier sitio por el simple hecho de compartirlo contigo.
No importa el sitio, importa la compañía porque hace único el momento y el lugar.

Soñemos

lunes, 6 de abril de 2015

La locura es la mayor cordura


Cuando alguien hace algo raro o que se sale de lo normal decimos que está loco. Y yo me pregunto qué es lo normal. A lo mejor para esa persona es normal lo que está haciendo. Siempre estamos comparando y opinando acerca de lo que hacen los demás.
Rara vez nos ponemos en su lugar, y rara vez sabemos que hay detrás de cada persona. Creemos conocerla en muchos casos, pero en la mayoría estamos equivocados. Algo que rara vez hacemos también es ponernos en el lugar de otra persona para intentar entender su comportamiento. Damos por bueno y lógico el nuestro y aceptamos que no hay mas puntos de vista en el mercado.
Supongo que también es difícil entender a otra persona y por qué hace lo que hace sino hablamos con ella. Una simple conversación puede aclararlo todo. Y conseguir que algo pueda ser bueno o incluso una maravillosa locura.
La locura tiene algo mágico, ese algo que te hace sonreír sin saber por qué, con su improvisación, su sin razón que a la vez tiene toda la razón de ser, que es hacernos felices sin explicaciones ni motivaciones. Locura es levantarte un día y coger el coche para ver a esa persona que te apetece ver con locura, o ir a ese lugar que te encanta para desconectar y volar sin moverte del suelo, y todo porque te apetece y no lo has planificado al dedillo. Locura también es cada uno de nosotros haciendo lo que nos gusta, eso también se llama ser felices.

Soñemos

viernes, 20 de marzo de 2015

Nada pendiente

Retrasar lo inevitable es algo humano para muchas personas, en mi caso, un error. Yo prefiero cortar por lo sano, se trate del tema que se trate, no digo que sea desagradable ni brusca, solo que si hay algo pendiente de hacer o de decir, mejor se hace o se dice lo antes posible. Respeto a los que se toman con calma el hacer algo que es inevitable, o decir algo que es necesario hacer saber. Sin embargo lo que no apruebo es la callada por respuesta, eso se llama cobardía. Y la detesto.

Opto por enfrentarme a las situaciones porque opino que cuanto antes las enfrentes, antes se solucionan, pasan o al menos ya no están pendientes. Y mejor de frente, que de forma lateral, te ahorras rodeos. No digo que no se use el tacto, o que te tomes un tiempo mínimo para pensar, reflexionar, ver cómo hacerlo, buscar la mejor forma posible… pero lo que tengas que hacer, hazlo. 

miércoles, 18 de marzo de 2015

Paseos en bici

Te vi pasear en bici por el camino que lleva al puerto. A mi memoria vinieron aquellos tiempos en los que te enseñaba a montar en bicicleta. Teníamos apenas ocho años y tú no sabías, ni siquiera tenías una, yo cogía la de mi hermana, prestada, te decía para que la utilizaras tranquila, en realidad, era sin permiso, pero me daba igual, porque era para dejártela a ti. Eras un poco torpe, apenas lograbas mantener el equilibrio, y yo por mucho que me hacía el fuerte, me costaba una barbaridad sujetarte sobre la bici para que tú lograses dar apenas media pedalada. Es verdad que intentabas seguir mis instrucciones pero hacer que aprendieses me parecía casi imposible.
Al principio, iba corriendo a tu vera, sujetándote para que no te fueses al suelo, luego solo corriendo a tu lado porque así te sentías mas segura. Mas de una vez nos caímos porque no acertabas a frenar y yo en el intento de pararte, tropezaba y acabábamos en la hierba.
Al final lo conseguiste, lo conseguimos, lograste andar en bici, y pasamos aquel verano juntos. Qué momentos, algunos de los mejores que recuerdo.
Voy a por mi bici, y te alcanzo.

Soñemos

lunes, 16 de marzo de 2015

No venías

Mirar por la ventana y no verte, bajar al portal y no encontrarte, salir a la calle y buscarte desesperada por cada lateral, por cada rincón, por si no encontrabas mi casa. Desesperada por verte venir, desesperada por no verte, por no querer ver que no ibas a llegar. Levantar la vista al cielo y encontrarme con que ni la Luna me acompañaba. Sí lo hizo esa lluvia fría que entró en mis huesos y se clavó durante días en ellos, en mi piel, en mis poros. Ese frío que se agarró a mí como no lo has hecho tú.

Me acurruqué en la acera dejando que la lluvia me golpease no sé si como castigo por no saber tenerte o porque me daba igual el lugar para llorar. Llorar en soledad sin ganas de volver a casa porque en casa no estabas.

sábado, 14 de marzo de 2015

Promesas

Vivimos en un mundo de promesas incumplidas, de palabras vacías, de letras escritas con tinta visible solo de forma temporal. A todos nos resulta muy facil hablar, escribir y prometer, pero cumplirlo luego ya es otra cosa. No todo el mundo entra en el mismo saco, ni digo que se incumplan porque que se quiera, pero se incumplen.
Luego también están las promesas que se hacen realidad, aunque no se esperase que fuera a ser así. Porque ese es otro tema, en parte, las promesas cumplidas o no, ya no dependen tanto de quien las hace sino de quien espera para recibirlas. Sino hay esperanza, el incumplimiento pasa desapercibido del todo o casi. Como siempre, todo depende. Depende de la promesa, de la persona que la hace, de lo que significa, del grado de compromiso, de la importancia que se le de,…

Prometer es un verbo sencillo de conjugar, tal vez demasiado y por eso lo usamos sin mucho conocimiento. La afirmación, en muchos casos es un lastre que utilizamos con facilidad. Un tal vez, un quizás, son muy prácticos y ahorran daños. Tal vez, quizás, deberíamos usarlos un poco más.
 

miércoles, 11 de marzo de 2015

Si no existes...

Cómo se puede echar de menos a alguien a quien no has tenido. Echar de menos su sonrisa, sus bromas, sus cuidados, sus atenciones, sus detalles, esos que son solo míos y suyos. Su voz, su mirada, sus manos abrazándome, cuando nunca antes me han abrazado a pesar de que yo las sentí haciéndolo.
Cómo. No lo sé. No sé cómo es posible, aun peor, sé que es real. Sé cómo duele este vacío que existe en mi interior, y que no se va, se ha agarrado fuerte a mí, ese vacío que ni siquiera lo ha dejado al pasar porque ni siquiera ha venido a mí, pero está en mí, el vacío y tú.

Sé que es real. Lo sé.

lunes, 9 de marzo de 2015

Llegué pronto, tú no llegaste

Llegué pronto, ilusionada y sonriente. Hacia calor y un día inmejorable para hacer el sendero hacia la cabaña en la montaña que habíamos alquilado para ese fin de semana. Había que subir andando un par de kilómetros porque no llegaba el coche. El lugar era precioso, mágico diría, el día primaveral, la buena temperatura también ayudaban a que todo fuese perfecto. Habíamos quedado en vernos allí, y mientras te esperaba disfruté del paisaje, exploré un poquito la zona y caminé por los alrededores. Seguro que encontró tráfico pensé cuando el retraso superaba la media hora, y me senté junto al manantial que había a tan solo unos metros del aparcamiento, los minutos seguían contando y el reloj no se paraba. El tiempo avanzaba y pronto era una hora, comencé a preocuparme y te llamé. Apagado o fuera de cobertura decía tu móvil. Seguro que está llegando y no tiene señal, pensé y seguí esperando. Las horas pasaban y tú no llegabas. Consideré el ir a buscarte, pero no sabía donde buscar. Me negaba a pensar que simplemente no vendrías, en mi cabeza buscaba miles de excusas, todas posibles ninguna probable. Volví a marcar el número, mi mano temblaba al hacerlo porque temía averiguar lo que me negaba a saber y entonces, la voz fría y distante de la compañía de teléfonos dijo que, no había ningún usuario registrado con ese número.
Lo que tú no te habías atrevido a decirme, lo había hecho una voz en off mientras se ponía el sol. Entonces no disfruté de la puesta de sol, no pude, pero lo haría, cada día a partir de aquel.

Soñemos.

domingo, 8 de marzo de 2015

Juegos

Cuántas veces escuchamos eso de lo importante es participar. Yo muchas, los padres o los profesores te lo decían cuando jugabas a cualquier cosa y no ganabas. Ahora, vivimos en una sociedad tan competitiva que solo vale ganar y te fomentan la victoria y ser el mejor. Dichosa competitividad.
Cuando dejas de ser niño la cosa cambia, y los juegos también. La idea es la misma, jugamos por diversión, para qué sino. Pero las cosas son diferentes, hay que conocer las normas del juego, saber quienes juegan o quieren jugar, el premio y las consecuencias, ya no de ganar o de perder, sino de jugar. A veces te encuentras el juego iniciado y entras de refilón, otras veces participas por casualidad. Muchas veces ni siquiera quieres jugar pero te gustan los compañeros de juego, incluso dices que tú no juegas, cuando en realidad has propuesto el juego. Hay muchas razones y todas válidas.
Los niños cuando no les gusta el juego o como se va desarrollando, se van porque dicen que se aburren, o cambian el funcionamiento. De adultos no deberíamos hacer eso, pero lo hacemos, porque en el fondo somos niños grandes jugando a un juego  al que realmente no sabemos jugar, aunque pensemos que sí, ni lo que nos deparará. Cuando somos adultos perdemos la inocencia de un niño, pero seguimos siendo personas y debemos tratarnos con el respeto que merecemos. Los niños, lo hacen porque les sale natural, son niños.

Hay juegos que una vez probados no merecen la pena y es mejor no repetir. Se termina el juego y a otra cosa. Todos tenemos la capacidad de decidir, de seguir jugando o abandonar el juego, de cambiar a otro o incluso, de no volver a jugar pero hay formas y formas de hacerlo, siempre mejor con elegancia y discreción. 

viernes, 6 de marzo de 2015

Para toda la vida, de Marcela Morelo



Entre el sol y la luna esta tu corazon 
cariño mio 
Volando, volando en el cielo dibujas tu nombre 
tu nombre y el mio 
Todo parece un sueño cuando estoy contigo 
cariño mio 
Me haces tomar conciencia que amo y vivo 
Amo y vivo 
Este es un amor eterno, 
este es un amor sagrado 

Para toda la vida 
te quiero 
Para toda la vida 
Para toda la vida 
te quiero 
Para toda la vida 

Un arcoiris radiante aparece de pronto 
cariño mio 
Para pintar con colores tu nombre y el mi nombre 
tu nombre y el mio 

Este es un amor eterno 
Este es un amor sagrado 

Para toda la vida 
te quiero 
Para toda la vida 
Para toda la vida 
te quiero 
Para toda la vida 

Entre el sol, y la luna esta tu corazon 
esta tu corazon

miércoles, 4 de marzo de 2015

París, sueño hecho realidad

Me esperabas a la salida del trabajo con una gran sonrisa y me pusiste una venda en los ojos. Me esperaba una sorpresa pero nunca habría imaginado cual. Después de unos minutos en coche, acabamos en el aeropuerto. Me destapaste la vista delante de la pantalla en la que aparecía el vuelo que íbamos a coger. Destino París. No sabía que decir, salvo sonreír como una tonta y llenarte de besos. Te habías ocupado de todo y nos escapábamos a la ciudad a la que soñábamos con ir.
Tu sonrisa empezó a desaparecer cuando el vuelo se retrasaba dos horas, a mí no me importó, iríamos igual. Llegamos a París muy entrada la noche y llovía a mares, nos dirigimos a coger un taxi, pero no había, algo acertamos a entender de una huelga. Te comenzaste a desesperar intentando convencer a algún taxista de que nos llevase al centro. Yo, por el contrario solo era capaz de pensar que ya estábamos en París, nuestro sueño hecho realidad. Un español afincado en París que llegaba al aeropuerto se ofreció a acercarnos al hotel al escucharnos hablar. Ya en él, hotel, me impresionó su fachada antigua, sus techos altos,… era un lugar realmente bonito. Si algo logré entender con mi francés mas básico era que no teníamos habitación disponible. Eso era el colmo dijiste. Tu enfado crecía por momentos, el mío no. La recepcionista nos ofrecía una habitación pero ya para el mediodía. Te negaste, sin embargo yo acepté. No lo entendías, querías nuestra habitación, nuestro viaje perfecto, ese que tanto te habías esforzado en preparar, pero la perfección no existe, sí los momentos perfectos, y de esos tú y yo, tenemos muchos.
Te cogí de la mano y te arrastré corriendo a la calle. Ya pronto amanecería, compramos cruasanes y café y nos fuimos junto a la Torre Eiffel. Nada mejor y mas bonito que desayunar viendo amanecer en París, tú y yo. ¿El viaje? Perfecto, como cada instante que pasamos juntos.

Soñemos

domingo, 1 de marzo de 2015

Enamorándome

Es así como logro escapar de un día gris, pensando en ti. Cuando estoy triste pienso en ti y se me pasa. O mejor aún, hablo contigo. Ese don que tienes de hacer que todo vaya bien, de hacerme reír, de cuidarme, de protegerme, cuando antes yo lo hacia sola, y ahora necesito que lo hagas tú, me has hecho necesitarte, depender de ti a cada momento. Querer saber qué estas haciendo, querer conocer tu vida, saber de ti. A veces con miedo, lo reconozco, por si la respuesta me aleja de tu vida. Estar contigo me pone nerviosa y me da tranquilidad al mismo tiempo, tienes ese don. Porque no sé explicar esto que siento que es tan intenso, esto que duele a la vez que me hace sentir la persona mas feliz del universo. 
Me haces saber que estás ahí de mil formas diferentes pero todas la misma, tú. Ya estás en mi mente antes de abrir los ojos, ocupas mi primer pensamiento y ya no sales de mi mente en todo el día y eres el dueño de mi insomnio. Porque miro el reloj para ver cuánto falta para saber de ti, porque si no me hablas pierdo la sonrisa y la recupero en cuanto dices hola. Porque tienes la magia de hacerme sentir única, porque ya no sé vivir lejos de ti. 
Me has enseñado a conocerme mejor, a saber qué es lo quiero, y ahora lo sé, es a ti. Porque te quiero a ti, tú que resultas ser perfecto para mí, que me conoces, me escuchas, que sabes como soy sin conocerme. Que sabes lo que decirme antes de que yo diga nada. Tú, que tienes esa capacidad de sorprenderme cada día. Tú que has llegado a mi vida y la has puesto patas arriba por completo, tú que me das los buenos días y las buenas noches. Tú que me acompañas a cada instante con un detalle. Te quiero en mi vida, te quiero a ti, ahora lo sé. Eres mi amigo y yo quiero mas, lo sé y esperaré a que tú también lo sepas.
Qué tan dificil es escribir esto que siento, cuando hablar contigo me resulta tan facil y sin embargo tan complicado contarte lo que siento porque siento miedo a perderte si te hablo. 

Los sueños se hacen realidad, así que seguiré soñando hasta que seas real.

viernes, 27 de febrero de 2015

Derroche, de Ana Belen



El reloj de cuerda suspendido, 
El teléfono desconectado, 
En una mesa dos copas de vino, 
Y a la noche se le fue la mano… 

Una luz rosada imaginamos 
Comenzamos por probar el vino 
Con mirarnos todo lo dijimos 
Y a la noche se le fue la mano… 

Si supiera contar todo lo que sentí, 
No quedó un lugar que no anduviera en ti. 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Que no acabe esta noche, ni esta luna de Abril, 
Para entrar en el cielo, no es preciso morir… 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura… 

Parecíamos dos irracionales, que se iban a morir mañana… 
Derrochamos, no importaba nada, las reservas de los manantiales 
Parecíamos dos irracionales, que se iban a morir mañana… 

Si pudiera contar todo lo que sentí, 
No quedó un lugar que no anduviera en ti. 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Que no acabe esta noche, ni esta luna de Abril, 
Para entrar en el cielo, no es preciso morir… 

Besos, ternura, y la noche es testigo de esta inmensa locura 
Besos, ternura, nuestra ruta de amor se convierte en ternura 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, y la noche es testigo de esta inmensa locura 
Besos, ternura, nuestra ruta de amor se convierte en ternura… 

Que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
¡Besos!

miércoles, 25 de febrero de 2015

Mi carrera

Llegué corriendo sabiendo que probablemente lo perdería. Esquivé a muchas personas a las que les daba igual que yo llegase tarde, no se apartaban, me veían correr pero seguían inmóviles en sus vidas. Corrí por el aeropuerto buscando la puerta, necesitaba pasar por seguridad sin perder tiempo, pero había cola, demasiada gente y llegaba tarde. Pedí que me dejasen pasar, algunos lo hicieron, me miraban raro aunque sé que en realidad no me veían, solo me miraban. Algunos sorprendidos otros ni siquiera eso. Cuando logré pasar, corrí hasta el embarque y entregué el billete. Estaban cerrando la puerta y tuve que gritar para que me esperasen. La auxiliar de vuelo meneó la cabeza con disgusto pero dejó que entrase en el avión.
Estaba ahogada de correr cuando llegué a mi asiento. Y quise bajarme del avión cuando no te vi allí. La respiración se me paró. No sentía el latido de mi corazón. No tenía pulso, me vi caer, me desvanecía por dentro.

Cuando abrí los ojos allí estabas tú, cogiéndome en brazos, evitando que cayese al suelo. Como siempre tú estabas allí para cuidarme, para sujetarme, para mantenerme en pie o levantarme cuando me caigo. Tú. 

Soñemos

lunes, 23 de febrero de 2015

La ciudad, de noche


Qué bonito sería escaparnos una noche y ver la ciudad así, de lejos, en las afueras, desde lo alto, en la compañía de la Luna, pequeña, dejándola que nos observe de reojo. Verlo todo en la distancia, sin pensar en nada, y juntos. Ver las luces que tan bonita la iluminan, intuir las calles por las que caminamos a diario, los edificios que nos separan cada día. Tú en el tuyo, yo en mi casa. Esa ciudad que tanto nos gusta y que sin embargo nos distancia.
Tú tienes tu vida y yo la mía. Nada es perfecto, y esto menos. Quién busca la perfección, yo no. Ni la busco ni si existe la quiero. No quiero aburrirme, quiero vivir el momento sin punto final. Quiero recorrer la vida de tu mano, como el turista camina por las calles, descubriendo lugares nuevos, mágicos. Volviendo a los que le gustan y fotografiando aquellos que quiere recordar, para crear un álbum de imágenes, de momentos, de recuerdos, de nosotros.

Se puede soñar despiertos, soñemos. 

sábado, 21 de febrero de 2015

Confianza

Cualquier relación sea de lo que sea, laboral, de amistad o de amor se basa en la confianza. Debes confiar en la otra parte, y ser recíproco para que se pueda decir que existe dicha relación.
Al principio cuesta ganarla, hay gente que confía rápido, como yo, y otros mas reacios a los que les cuesta más. Normalmente lograr esa confianza implica esfuerzo y constancia, lograr que pierdan esa confianza es solo un momento, con un hecho, una actuación y dejan de confiar en nosotros o nosotros dejamos de confiar. Es así de fácil y sencillo. Algo que cuesta mucho conseguir y que es muy valioso, se evapora en un instante. Y hace que luego seas mas reacio a confiar, que desconfíes de todo, de cada palabra, de cada comentario, y todo porque alguien ha jugado contigo y le ha dado igual hacerlo y mentirte, o decir la verdad a medias, porque eso, es mentir aunque sean mentiras disfrazadas. El lobo también se disfrazó de abuelita, y seguía siendo un lobo con la boca muy grande.
Cuando conoces a alguien mas allá de que te guste o de la química que pueda existir, la base de que avance y dure es la confianza, pero hay que tener cuidado no vaya a esconderse tras la ilusión de un comienzo o las sonrisas fortuitas. Dar un paso adelante cuesta lo suyo pero una mala respuesta implica varios hacia atrás. Lo que un día es perfecto, al día siguiente tras posar la cabeza en la almohada, puede dejar de serlo. 

Es un juego al que hay que decidir si quieres jugar, y la respuesta afirmativa depende de la confianza o de la ausencia de ella.

Si confías beberás, si te lo piensas, mejor no bebas.

Yo bebo porque he optado por confiar en las personas, y me arriesgo hasta a beber con los ojos cerrados. 

La vida misma

miércoles, 18 de febrero de 2015

Para ti

No recuerdo qué día llegaste a mi vida. Ni si yo te hablé, o lo hiciste tú. No lo recuerdo, porque no pensé que fueses a entrar en mi vida, y sin embargo ahora te pienso. Estás ahí, escondido, apareces cuando menos me lo espero, y te vas cuando no quiero. Nada puedo hacer, salvo disfrutarte cuando estás y añorarte cuando no te tengo. Me gusta hablar contigo, aun más reírme en tu compañía. Divertirme, disfrutar del momento. Compartir tiempo contigo es un lujo que valoro aunque a veces lo disimule. Me calmas sin esfuerzo y me dedicas un tiempo que sé que no merezco. Haces fácil, lo que parece difícil, y simplificas lo complicado. Acostumbras a tener la palabra apropiada a cada momento y el consejo que necesito. No sé como has hecho para entrar en mi vida, pero has entrado. No sé cómo has hecho para conocerme, pero me conoces. No sé cómo has conseguido mi confianza pero la tienes.
Tienes esa mezcla de no sé qué, que atrae a todos por igual, yo no soy especial, lo sé, soy alguien más de los que te rodean, de los que dejas que te rodeen. Tienes esa magia que ignoras para ganarte a todo el mundo. Eres buena gente, de lo mejor que he conocido, y tengo esa suerte, la de conocerte.


lunes, 16 de febrero de 2015

La rueda de repuesto

No pienso aprender a cambiar la rueda del coche. Y si puedo la pincharé mas a menudo.
Casi me muero del susto cuando se me fue el coche en una curva y a punto estuve de salirme de la carretera. Al parar me encuentro la rueda sin aire. Llovía a mares y estaba oscureciendo. Ni idea de donde está la rueda de repuesto (y pienso seguir sin saberlo, que lo sepas), ni la llave de aflojar los tornillos, ni el gato, ni… para qué saberlo si vienes tú en mi auxilio. Una llamada al servicio de asistencia en carretera y diez minutos después apareciste tú, y me quedé sin aire al verte, aunque eso es una constante desde entonces, te apeaste serio y me preguntaste por la rueda de repuesto. Te dije que no hacia falta que podías irte, que el mecánico estaba en camino. Pues eso, me contestaste y me preguntaste por la llave que afloja algo en el maletero, porque resulta que ahí está la dichosa rueda.
Eras tú, el que venía a cambiarme la rueda. Era viernes y terminabas el turno, así que para cambiar una rueda no necesitabas venir en grúa. Algo que yo no sabía, eso y que yo no me esperaba a alguien como tú. La rueda de repuesto estaba sin aire y me echaste la bronca por tenerla así. Discutimos y te mandé largarte a por la grúa. Ni en broma, -dijiste- es viernes. Tengo una idea mejor. Te llevo en mi coche y mañana vengo y recojo el tuyo. Ni hablar, -te respondí molesta. Tú ni corto ni perezoso me cogiste en brazos y me sentaste en tu coche. Abrí la boca para protestar, pero solo pude responder a tu beso. Ese que me pilló aun mas desprevenida que tus brazos sujetándome.

Dulces sueños.

sábado, 14 de febrero de 2015

Ya somos grandes

Ya somos grandes. Fueron las palabras que escuché a mi espalda. Las pronunciaba un hombre al que no conocía. Al mirarle con sorpresa, sonrió y ante mi desconcierto soltó una carcajada. Creí que estaba borracho y le pedí que no me molestase. Mírame, no me reconoces, me dijo entonces. Al fijarme bien, vi a mi amigo del alma cuando era niña. Dejamos de vernos cuando teníamos doce años, cuando sus padres se mudaron a la otra punta del país. Había cambiado, pero sus ojos seguían siendo los mismos. Preciosos, sinceros, divertidos. Era él.
Era mi mejor amigo, mi cómplice de aquellos años fantásticos donde todo te parece posible, todo fácil. Y a pesar de la edad, solo unos niños, habíamos sido novios desde la guardería. Entonces, pasábamos más tiempo juntos que separados. Éramos inseparables, indestructibles, nos compenetrábamos a pesar de ser unos niños, nos conocíamos, nos defendíamos el uno al otro. Éramos uno solo.
Aún recuerdo el día en que se marchó como uno de los peores de mi vida y fueron aún peores los que vinieron después, hasta que poco a poco fui adaptándome a mi nueva vida sin él. Al principio nos escribíamos mucho, luego algo menos, y al pasar los años casi nada. Sin embargo, seguía estando en mi mente y me preguntaba si seguiría yo estando en la suya.
Él, entonces, con su pelo rizoso y un poquito largo, no demasiado. Ahora, con el pelo corto, parecía el mismo, pero distinto; y lo tenía delante de mí. No sabía que decirle, no hacía falta ya lo había dicho él. Ya somos grandes, repetí yo.
Al despedirnos, cuando nos separaron de niños, acordamos que de grandes, nadie podría separarnos. Ahora estábamos frente a frente, mirándonos, sonriéndonos, deseando abrazarnos, besarnos, volver a ser uno solo. Ya somos grandes, por fin.

Feliz día de San Valentín. 

miércoles, 11 de febrero de 2015

Y se puso a nevar

Estabas hablando con tus amigos, o al menos con otros chicos, parecía que os lo pasabais bien, risas, charla, algún que otro trago a las cervezas,… Mientras, yo estaba enfrente, sentada en un banco mirándoos y esperando al bus. Llegaba tarde, era tarde, mas de lo normal, me había entretenido en el trabajo y ahora tenía que esperar al último.
Miré de nuevo la hora, y al levantar la cabeza estabas delante de mí, me dijiste que era tarde para estar sola y esperando. Me preguntaste a dónde iba y con la voz temblorosa acerté a darte la calle donde vivo. En ese instante se puso a nevar, los dos levantamos la cabeza hacia el cielo y luego nos miramos, parecía como si nunca hubiésemos visto nevar.
No nos importaba que la nieve nos mojase, estábamos allí, quietos, mirando el uno al otro mientras nevaba. Cuando yo menos lo esperaba, me cogiste de la mano y tiraste de mí, nos subimos al tranvía que pasaba y me acompañaste hasta casa. Te invité a subir y negaste con la cabeza. Mañana, me susurraste al oído después de darme un beso en los labios.

Que sueñes bonito, yo soñaré contigo.

lunes, 9 de febrero de 2015

Tu cámara ahora es mía

Cuando me giré me estabas sacando fotos, al principio creí que fotografiabas lo que había detrás de mí, pero solo había una pared fea llena de graffitis sin sentido, nada bonito, nada que pueda considerarse arte. Me sonreíste y seguiste dándole al botón de la cámara. Para cuando pude reaccionar y abrí la boca para decir no se qué, enfadarme tal vez, me dijiste, la cámara te quiere hasta con esa cara de enfado que tienes ahora. Aunque yo preferiría una sonrisa.
No sabía qué decir, simplemente me acerqué a ti, dispuesta a pedirte que borrases las fotos, no te conocía, no me habías pedido permiso,… no sabía porqué un desconocido me había estado haciendo fotos, una detrás de otra. Según me acercaba a ti, tú seguías enfocándome y hablando, no recuerdo lo que decías, tonterías, yo caminaba hacia a ti y tú caminabas de espaldas alejándote de mí. Me mirabas, fotografiabas, quitabas la cámara de tus ojos y me mirabas de nuevo y sonreías; y lograste hacerme sonreír.
Me sacaste muchas mas fotos, todos los días me haces fotos, a todas horas, ni siquiera sé que haces con todas ellas, ni dónde las guardas. Todos los días me haces fotos, y me encanta que aún sigas queriendo hacerlo, aun me gusta mucho más que sigas mirándome igual que aquel día cuando te descubrí fotografiándome por primera vez.
Ahora, y desde entonces, y mañana, tu cámara es mía.

Dulces sueños.

domingo, 8 de febrero de 2015

Las mujeres somos así

Las mujeres somos como el mar, a veces con oleaje, con marejada o marejadilla, a veces con resaca o en calma, ni nosotras mismas sabemos como nos vamos a levantar, ni como vamos a estar después de la comida o a media mañana. Yo la primera. Y vosotros, os adaptáis a nuestro estado de ánimo, a nuestro buen o mal humor, nos tanteáis y decidís si nos dejáis a solas, nos abrazáis, nos hacéis reír o nos ignoráis hasta que se nos pase.
No siempre acertáis, nos dais un abrazo cuando queremos la soledad, nos ayudáis con algo cuando preferimos hacerlo solas, nos intentáis sacar una sonrisa cuando en realidad queremos llorar. Por qué no nos dejáis nunca llorar, por qué os sentís tan mal si se nos escapa una lágrima y otra, y otra mas.
A veces llorar es la solución, y no es tan mala. No es tan mala, porque sabemos que después estaréis ahí, para decirnos que no os importa que tengamos la cara y los ojos hinchados, que estamos muy guapas. Mentirosos.

Sé que estarás porque me quieres y eso lo arregla todo. 

viernes, 6 de febrero de 2015

Cuando tu vas, de Chenoa





Presumiendo que lo sabe todo 
me dice cosas que no suenan del todo bien 
está tratando de seducirme 
entre la marcha y tanto ruido no le oigo bien 
pelo hacia atrás, sonrisa retorcida 
intentará abordarme por segunda vez 
no sé da cuenta que no me interesa 
que lo que diga o lo que haga lo conozco bien 

Y no me hables de sexo seguro 
ni plastifiques mi corazón 
ya estoy cansada de cuerpos duros 
y mentes blandas que no saben de amor 

Cuando tu vas, yo vengo de allí 
cuando yo voy, tu todavía estás aquí 
crees que me puedes confundir 
y de qué vas, mirándome atrás 
¡Ay qué descaro!, ahora me gustas más 
Y es que no me fio porque sé que tu me engañarás 

Le vi una mueca casi congelada 
reflejado está en su cara lo que dije de él 
y como un rayo solo dio la vuelta 
me conquistó cuando me dijo que me equivoqué 
por fin preguntas como me llamaba 
la verdad hubieses empezado con buen pie 
comprenderás que yo no te conozco 
pero me muero de deseo por besar su piel 

Y no me hables de sexo seguro 
ni plastifiques mi corazón 
ya estoy cansada de cuerpos duros 
y mentes blandas que no saben de amor 

Cuando tu vas, yo vengo de allí 
cuando yo voy, tu todavía estás aquí 
crees que me puedes confundir 
y de qué vas, mirándome atrás 
¡Ay qué descaro!, ahora me gustas más 
y es que no me fío porque sé que tu me engañarás 

Cuando tu vas, yo vengo de allí 
cuando yo voy, tu todavía estás aquí 
crees que me puedes confundir 
y de qué vas, mirándome atrás 
¡Ay que descaro! ahora me gustas más 
y es que no me fío porque sé que tu me engaña 
sé que tu me engaña, sé que tu me engañarás