viernes, 27 de febrero de 2015

Derroche, de Ana Belen



El reloj de cuerda suspendido, 
El teléfono desconectado, 
En una mesa dos copas de vino, 
Y a la noche se le fue la mano… 

Una luz rosada imaginamos 
Comenzamos por probar el vino 
Con mirarnos todo lo dijimos 
Y a la noche se le fue la mano… 

Si supiera contar todo lo que sentí, 
No quedó un lugar que no anduviera en ti. 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Que no acabe esta noche, ni esta luna de Abril, 
Para entrar en el cielo, no es preciso morir… 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura… 

Parecíamos dos irracionales, que se iban a morir mañana… 
Derrochamos, no importaba nada, las reservas de los manantiales 
Parecíamos dos irracionales, que se iban a morir mañana… 

Si pudiera contar todo lo que sentí, 
No quedó un lugar que no anduviera en ti. 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Que no acabe esta noche, ni esta luna de Abril, 
Para entrar en el cielo, no es preciso morir… 

Besos, ternura, y la noche es testigo de esta inmensa locura 
Besos, ternura, nuestra ruta de amor se convierte en ternura 

Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, y la noche es testigo de esta inmensa locura 
Besos, ternura, nuestra ruta de amor se convierte en ternura… 

Que derroche de amor, cuanta locura 
Besos, ternura, que derroche de amor, cuanta locura 
¡Besos!

miércoles, 25 de febrero de 2015

Mi carrera

Llegué corriendo sabiendo que probablemente lo perdería. Esquivé a muchas personas a las que les daba igual que yo llegase tarde, no se apartaban, me veían correr pero seguían inmóviles en sus vidas. Corrí por el aeropuerto buscando la puerta, necesitaba pasar por seguridad sin perder tiempo, pero había cola, demasiada gente y llegaba tarde. Pedí que me dejasen pasar, algunos lo hicieron, me miraban raro aunque sé que en realidad no me veían, solo me miraban. Algunos sorprendidos otros ni siquiera eso. Cuando logré pasar, corrí hasta el embarque y entregué el billete. Estaban cerrando la puerta y tuve que gritar para que me esperasen. La auxiliar de vuelo meneó la cabeza con disgusto pero dejó que entrase en el avión.
Estaba ahogada de correr cuando llegué a mi asiento. Y quise bajarme del avión cuando no te vi allí. La respiración se me paró. No sentía el latido de mi corazón. No tenía pulso, me vi caer, me desvanecía por dentro.

Cuando abrí los ojos allí estabas tú, cogiéndome en brazos, evitando que cayese al suelo. Como siempre tú estabas allí para cuidarme, para sujetarme, para mantenerme en pie o levantarme cuando me caigo. Tú. 

Soñemos

lunes, 23 de febrero de 2015

La ciudad, de noche


Qué bonito sería escaparnos una noche y ver la ciudad así, de lejos, en las afueras, desde lo alto, en la compañía de la Luna, pequeña, dejándola que nos observe de reojo. Verlo todo en la distancia, sin pensar en nada, y juntos. Ver las luces que tan bonita la iluminan, intuir las calles por las que caminamos a diario, los edificios que nos separan cada día. Tú en el tuyo, yo en mi casa. Esa ciudad que tanto nos gusta y que sin embargo nos distancia.
Tú tienes tu vida y yo la mía. Nada es perfecto, y esto menos. Quién busca la perfección, yo no. Ni la busco ni si existe la quiero. No quiero aburrirme, quiero vivir el momento sin punto final. Quiero recorrer la vida de tu mano, como el turista camina por las calles, descubriendo lugares nuevos, mágicos. Volviendo a los que le gustan y fotografiando aquellos que quiere recordar, para crear un álbum de imágenes, de momentos, de recuerdos, de nosotros.

Se puede soñar despiertos, soñemos. 

sábado, 21 de febrero de 2015

Confianza

Cualquier relación sea de lo que sea, laboral, de amistad o de amor se basa en la confianza. Debes confiar en la otra parte, y ser recíproco para que se pueda decir que existe dicha relación.
Al principio cuesta ganarla, hay gente que confía rápido, como yo, y otros mas reacios a los que les cuesta más. Normalmente lograr esa confianza implica esfuerzo y constancia, lograr que pierdan esa confianza es solo un momento, con un hecho, una actuación y dejan de confiar en nosotros o nosotros dejamos de confiar. Es así de fácil y sencillo. Algo que cuesta mucho conseguir y que es muy valioso, se evapora en un instante. Y hace que luego seas mas reacio a confiar, que desconfíes de todo, de cada palabra, de cada comentario, y todo porque alguien ha jugado contigo y le ha dado igual hacerlo y mentirte, o decir la verdad a medias, porque eso, es mentir aunque sean mentiras disfrazadas. El lobo también se disfrazó de abuelita, y seguía siendo un lobo con la boca muy grande.
Cuando conoces a alguien mas allá de que te guste o de la química que pueda existir, la base de que avance y dure es la confianza, pero hay que tener cuidado no vaya a esconderse tras la ilusión de un comienzo o las sonrisas fortuitas. Dar un paso adelante cuesta lo suyo pero una mala respuesta implica varios hacia atrás. Lo que un día es perfecto, al día siguiente tras posar la cabeza en la almohada, puede dejar de serlo. 

Es un juego al que hay que decidir si quieres jugar, y la respuesta afirmativa depende de la confianza o de la ausencia de ella.

Si confías beberás, si te lo piensas, mejor no bebas.

Yo bebo porque he optado por confiar en las personas, y me arriesgo hasta a beber con los ojos cerrados. 

La vida misma

miércoles, 18 de febrero de 2015

Para ti

No recuerdo qué día llegaste a mi vida. Ni si yo te hablé, o lo hiciste tú. No lo recuerdo, porque no pensé que fueses a entrar en mi vida, y sin embargo ahora te pienso. Estás ahí, escondido, apareces cuando menos me lo espero, y te vas cuando no quiero. Nada puedo hacer, salvo disfrutarte cuando estás y añorarte cuando no te tengo. Me gusta hablar contigo, aun más reírme en tu compañía. Divertirme, disfrutar del momento. Compartir tiempo contigo es un lujo que valoro aunque a veces lo disimule. Me calmas sin esfuerzo y me dedicas un tiempo que sé que no merezco. Haces fácil, lo que parece difícil, y simplificas lo complicado. Acostumbras a tener la palabra apropiada a cada momento y el consejo que necesito. No sé como has hecho para entrar en mi vida, pero has entrado. No sé cómo has hecho para conocerme, pero me conoces. No sé cómo has conseguido mi confianza pero la tienes.
Tienes esa mezcla de no sé qué, que atrae a todos por igual, yo no soy especial, lo sé, soy alguien más de los que te rodean, de los que dejas que te rodeen. Tienes esa magia que ignoras para ganarte a todo el mundo. Eres buena gente, de lo mejor que he conocido, y tengo esa suerte, la de conocerte.


lunes, 16 de febrero de 2015

La rueda de repuesto

No pienso aprender a cambiar la rueda del coche. Y si puedo la pincharé mas a menudo.
Casi me muero del susto cuando se me fue el coche en una curva y a punto estuve de salirme de la carretera. Al parar me encuentro la rueda sin aire. Llovía a mares y estaba oscureciendo. Ni idea de donde está la rueda de repuesto (y pienso seguir sin saberlo, que lo sepas), ni la llave de aflojar los tornillos, ni el gato, ni… para qué saberlo si vienes tú en mi auxilio. Una llamada al servicio de asistencia en carretera y diez minutos después apareciste tú, y me quedé sin aire al verte, aunque eso es una constante desde entonces, te apeaste serio y me preguntaste por la rueda de repuesto. Te dije que no hacia falta que podías irte, que el mecánico estaba en camino. Pues eso, me contestaste y me preguntaste por la llave que afloja algo en el maletero, porque resulta que ahí está la dichosa rueda.
Eras tú, el que venía a cambiarme la rueda. Era viernes y terminabas el turno, así que para cambiar una rueda no necesitabas venir en grúa. Algo que yo no sabía, eso y que yo no me esperaba a alguien como tú. La rueda de repuesto estaba sin aire y me echaste la bronca por tenerla así. Discutimos y te mandé largarte a por la grúa. Ni en broma, -dijiste- es viernes. Tengo una idea mejor. Te llevo en mi coche y mañana vengo y recojo el tuyo. Ni hablar, -te respondí molesta. Tú ni corto ni perezoso me cogiste en brazos y me sentaste en tu coche. Abrí la boca para protestar, pero solo pude responder a tu beso. Ese que me pilló aun mas desprevenida que tus brazos sujetándome.

Dulces sueños.

sábado, 14 de febrero de 2015

Ya somos grandes

Ya somos grandes. Fueron las palabras que escuché a mi espalda. Las pronunciaba un hombre al que no conocía. Al mirarle con sorpresa, sonrió y ante mi desconcierto soltó una carcajada. Creí que estaba borracho y le pedí que no me molestase. Mírame, no me reconoces, me dijo entonces. Al fijarme bien, vi a mi amigo del alma cuando era niña. Dejamos de vernos cuando teníamos doce años, cuando sus padres se mudaron a la otra punta del país. Había cambiado, pero sus ojos seguían siendo los mismos. Preciosos, sinceros, divertidos. Era él.
Era mi mejor amigo, mi cómplice de aquellos años fantásticos donde todo te parece posible, todo fácil. Y a pesar de la edad, solo unos niños, habíamos sido novios desde la guardería. Entonces, pasábamos más tiempo juntos que separados. Éramos inseparables, indestructibles, nos compenetrábamos a pesar de ser unos niños, nos conocíamos, nos defendíamos el uno al otro. Éramos uno solo.
Aún recuerdo el día en que se marchó como uno de los peores de mi vida y fueron aún peores los que vinieron después, hasta que poco a poco fui adaptándome a mi nueva vida sin él. Al principio nos escribíamos mucho, luego algo menos, y al pasar los años casi nada. Sin embargo, seguía estando en mi mente y me preguntaba si seguiría yo estando en la suya.
Él, entonces, con su pelo rizoso y un poquito largo, no demasiado. Ahora, con el pelo corto, parecía el mismo, pero distinto; y lo tenía delante de mí. No sabía que decirle, no hacía falta ya lo había dicho él. Ya somos grandes, repetí yo.
Al despedirnos, cuando nos separaron de niños, acordamos que de grandes, nadie podría separarnos. Ahora estábamos frente a frente, mirándonos, sonriéndonos, deseando abrazarnos, besarnos, volver a ser uno solo. Ya somos grandes, por fin.

Feliz día de San Valentín. 

miércoles, 11 de febrero de 2015

Y se puso a nevar

Estabas hablando con tus amigos, o al menos con otros chicos, parecía que os lo pasabais bien, risas, charla, algún que otro trago a las cervezas,… Mientras, yo estaba enfrente, sentada en un banco mirándoos y esperando al bus. Llegaba tarde, era tarde, mas de lo normal, me había entretenido en el trabajo y ahora tenía que esperar al último.
Miré de nuevo la hora, y al levantar la cabeza estabas delante de mí, me dijiste que era tarde para estar sola y esperando. Me preguntaste a dónde iba y con la voz temblorosa acerté a darte la calle donde vivo. En ese instante se puso a nevar, los dos levantamos la cabeza hacia el cielo y luego nos miramos, parecía como si nunca hubiésemos visto nevar.
No nos importaba que la nieve nos mojase, estábamos allí, quietos, mirando el uno al otro mientras nevaba. Cuando yo menos lo esperaba, me cogiste de la mano y tiraste de mí, nos subimos al tranvía que pasaba y me acompañaste hasta casa. Te invité a subir y negaste con la cabeza. Mañana, me susurraste al oído después de darme un beso en los labios.

Que sueñes bonito, yo soñaré contigo.

lunes, 9 de febrero de 2015

Tu cámara ahora es mía

Cuando me giré me estabas sacando fotos, al principio creí que fotografiabas lo que había detrás de mí, pero solo había una pared fea llena de graffitis sin sentido, nada bonito, nada que pueda considerarse arte. Me sonreíste y seguiste dándole al botón de la cámara. Para cuando pude reaccionar y abrí la boca para decir no se qué, enfadarme tal vez, me dijiste, la cámara te quiere hasta con esa cara de enfado que tienes ahora. Aunque yo preferiría una sonrisa.
No sabía qué decir, simplemente me acerqué a ti, dispuesta a pedirte que borrases las fotos, no te conocía, no me habías pedido permiso,… no sabía porqué un desconocido me había estado haciendo fotos, una detrás de otra. Según me acercaba a ti, tú seguías enfocándome y hablando, no recuerdo lo que decías, tonterías, yo caminaba hacia a ti y tú caminabas de espaldas alejándote de mí. Me mirabas, fotografiabas, quitabas la cámara de tus ojos y me mirabas de nuevo y sonreías; y lograste hacerme sonreír.
Me sacaste muchas mas fotos, todos los días me haces fotos, a todas horas, ni siquiera sé que haces con todas ellas, ni dónde las guardas. Todos los días me haces fotos, y me encanta que aún sigas queriendo hacerlo, aun me gusta mucho más que sigas mirándome igual que aquel día cuando te descubrí fotografiándome por primera vez.
Ahora, y desde entonces, y mañana, tu cámara es mía.

Dulces sueños.

domingo, 8 de febrero de 2015

Las mujeres somos así

Las mujeres somos como el mar, a veces con oleaje, con marejada o marejadilla, a veces con resaca o en calma, ni nosotras mismas sabemos como nos vamos a levantar, ni como vamos a estar después de la comida o a media mañana. Yo la primera. Y vosotros, os adaptáis a nuestro estado de ánimo, a nuestro buen o mal humor, nos tanteáis y decidís si nos dejáis a solas, nos abrazáis, nos hacéis reír o nos ignoráis hasta que se nos pase.
No siempre acertáis, nos dais un abrazo cuando queremos la soledad, nos ayudáis con algo cuando preferimos hacerlo solas, nos intentáis sacar una sonrisa cuando en realidad queremos llorar. Por qué no nos dejáis nunca llorar, por qué os sentís tan mal si se nos escapa una lágrima y otra, y otra mas.
A veces llorar es la solución, y no es tan mala. No es tan mala, porque sabemos que después estaréis ahí, para decirnos que no os importa que tengamos la cara y los ojos hinchados, que estamos muy guapas. Mentirosos.

Sé que estarás porque me quieres y eso lo arregla todo. 

viernes, 6 de febrero de 2015

Cuando tu vas, de Chenoa





Presumiendo que lo sabe todo 
me dice cosas que no suenan del todo bien 
está tratando de seducirme 
entre la marcha y tanto ruido no le oigo bien 
pelo hacia atrás, sonrisa retorcida 
intentará abordarme por segunda vez 
no sé da cuenta que no me interesa 
que lo que diga o lo que haga lo conozco bien 

Y no me hables de sexo seguro 
ni plastifiques mi corazón 
ya estoy cansada de cuerpos duros 
y mentes blandas que no saben de amor 

Cuando tu vas, yo vengo de allí 
cuando yo voy, tu todavía estás aquí 
crees que me puedes confundir 
y de qué vas, mirándome atrás 
¡Ay qué descaro!, ahora me gustas más 
Y es que no me fio porque sé que tu me engañarás 

Le vi una mueca casi congelada 
reflejado está en su cara lo que dije de él 
y como un rayo solo dio la vuelta 
me conquistó cuando me dijo que me equivoqué 
por fin preguntas como me llamaba 
la verdad hubieses empezado con buen pie 
comprenderás que yo no te conozco 
pero me muero de deseo por besar su piel 

Y no me hables de sexo seguro 
ni plastifiques mi corazón 
ya estoy cansada de cuerpos duros 
y mentes blandas que no saben de amor 

Cuando tu vas, yo vengo de allí 
cuando yo voy, tu todavía estás aquí 
crees que me puedes confundir 
y de qué vas, mirándome atrás 
¡Ay qué descaro!, ahora me gustas más 
y es que no me fío porque sé que tu me engañarás 

Cuando tu vas, yo vengo de allí 
cuando yo voy, tu todavía estás aquí 
crees que me puedes confundir 
y de qué vas, mirándome atrás 
¡Ay que descaro! ahora me gustas más 
y es que no me fío porque sé que tu me engaña 
sé que tu me engaña, sé que tu me engañarás

miércoles, 4 de febrero de 2015

Llegaste a mi vida para quedarte

Siempre hay alguien que llega como un huracán a nuestra vida y te la mueve a su antojo sin que puedas hacer nada. Luego están los que llegan despacio, con calma, poco a poco, sin llamar la atención mas que lo justo. Los primeros se van de la misma forma que llegan, los segundos se quedan para toda la vida.
Tú llegaste a mi vida, no supe cómo ni en qué momento hasta que con el tiempo me lo contaste. Siento que tuvieras que hacerlo porque yo no te había visto aparecer. Reconozco que el principio casi ni fui consciente de tu presencia, me hablabas suave, discretamente, como con miedo a molestar, imposible con tu amabilidad. Con detalles bonitos, cauteloso con cada uno de ellos, prudente. Me ganaste sin darme cuenta.
De repente una mañana supe que mi vida estaba unida a la tuya para todo, sin darme cuenta eras imprescindible. Pensaba en ti al levantarme, al acostarme, al despertarme. Estabas en mi mente y en mi realidad. Me acompañabas a cada hora, a cada minuto, siempre podía contar contigo. Una palabra bonita, una sonrisa, una mirada, una caricia, un beso. Y después del primero otro, y otro beso mas hasta que tus besos fueron una constante en mi vida.

Esta noche soñaré contigo, como cada noche.  

lunes, 2 de febrero de 2015

Ahí estabas tú

Las mejores cosas ocurren sin planearlas. Cuántas veces he oído eso, muchas. Y lo mejor es que es cierto.
Te conocí sin esperar conocerte. Apareciste de repente preguntando quién era yo. Al volver de la barra ahí estabas mirándome y llamando mi atención. Te pasaste la noche tonteando, ibas lanzado y hasta un amigo te dijo que bajaras la velocidad, te dio igual. Eras de esos chicos poco recomendables, pero yo no supe, o no quise evitarte, creo que mas bien lo segundo, porque siendo sincera ni lo intenté. Te veía sonreírme, cogerme para bailar y me dejaba llevar. Me fui antes de lo que debía, aunque mucho mas tarde de lo que tenía pensado. Iba para una copa y acabé con bastantes mas.
Para cuando llegué a casa ya me habías dicho que era guapísima y me habías subido los colores. Se lo dirás a todas, lo sé, pero prefiero pensar que me lo dijiste de verdad. Antes de acostarme, ya habíamos quedado para el día siguiente.
Estaba convencida que al día siguiente no nos veríamos, que la fiesta lo había provocado todo, y todo se iría con el fin de la fiesta, pero sin embargo me llamaste para concretar la hora. No eres especialmente amable, ni atento, ni mucho menos un caballero. Tu forma de hablar, de escribir por whatsapp me confunde. No estoy acostumbrada a tu estilo, no es el mío.
¿Nos vemos a solas? Me dijiste

Hoy soñaré contigo

domingo, 1 de febrero de 2015

Somos un montón de sentimientos

A veces me cuesta escribir, de hecho me niego a ponerme delante del ordenador y de la página en blanco, como hoy. Mi mente se bloquea cuando algo en mi entorno no va bien. Hoy muchas cosas no van, si fuera solo una estaría dando saltos de alegría. O no, no lo haría porque estaría mal igual. Una cosa que no funciona, dos o varias, da igual cuantas, lo único que pasa es que la bola crece y crece. Intentas hacer como que no pasa nada pero pasa.
Una tontería, como que te pintas las uñas y en lugar de las uñas te pintas los dedos como si fueras una niña pequeña que le coge el esmalte a su madre a escondidas y se pasa el pincel por donde puede sin apenas acierto es una muestra tonta de que no estás bien. O te cortas porque no prestas atención y andas a lo loco, y te excusas diciendo que tienes prisa y cortarse es normal. Lo es, pero si no estas bien, es mas facil que te ocurra, o que te caigan las cosas al suelo, que todas las bolas que tienes en el aire se tambaleen y pierdas el equilibrio y te vayas al suelo y te caigan las bolas encima. Alguna te golpeará la cabeza y te dolerá. Te dolerá el golpe físico pero te darás cuenta de que te duele más el otro, en el interior.
Somos sentimientos, eso es lo que somos, un montón de sentimientos, capaces de vivir, sufrir, reír, bromear, putear,… dependemos de los demás y los demás dependen de nosotros. Ya no solo los que nos rodean, incluso somos capaces de hacer que gente sin conocernos sepa como estamos y de hacerles sentir bien o mal con nuestros tuits, o con nuestras fotos en facebook, o con nuestros wasaps.

La mayoría de las veces no pensamos en lo que hacemos ni decimos, pero todo lo que hablamos, los que callamos, los gestos, todo, influye. No queremos ilusionar y a lo mejor ya hemos hecho ilusiones, no queremos correr y a lo mejor un sprint es lo que nos hace falta. Somos sentimientos, y como estén los demás y lo que hacen nos influyen tanto como lo que hacemos y como estamos nosotros. Cualquiera que nos rodee, en cualquiera de nuestros mundos. Vive y sé feliz.